El sistema electoral español para el Senado es muy curioso pues se votan listas abiertas pero con algunas limitaciones. Sí, sé que el Senado no importa porque al final el Congreso tiene la última palabra, pero hay algunos casos en el que es importante, por ejemplo en una reforma Constitucional de ciertos artículos, que tiene que ser aprobada por mayoría de 2/3 en ambas cámaras (y luego someterse a referéndum).
¿Cómo funciona la elección al Senado en España? En casi todas las provincias se eligen cuatro senadores por elección directa (excepciones son las islas y Ceuta y Melilla, pero no voy a entrar ahí). Luego los parlamentos autonómicos eligen un senador cada uno y otro más por cada millón de habitantes. Voy a centrarme en la elección directa, que es lo que votamos este domingo (además de la composición del Congreso, claro).
En casi todas las provincias se eligen cuatro senadores, pero sólo tenemos tres votos. Casi todo el mundo vota lo mismo al Congreso que al Senado, es decir, la gente vota los tres candidatos que presenta su partido (las papeletas que nos mandan a casa los partidos ya vienen seleccionados). Imaginemos una provincia en la que pasa lo siguiente:
PP candidato 1 25% de los votos
PP candidato 2 25% de los votos
PP candidato 3 25% de los votos
PSOE candidato 1 20% de los votos
PSOE candidato 2 20% de los votos
PSOE candidato 3 20% de los votos
CS candidato 1 19% de los votos
CS candidato 2 19% de los votos
CS candidato 3 19% de los votos
PODEMOS candidato 1 18% de los votos
PODEMOS candidato 2 18% de los votos
PODEMOS candidato 3 18% de los votos
Los porcentajes son un ejemplo, sé que las encuestas sitúan a PSOE, CS y PODEMOS en muy poco margen y que en cada provincia el orden podría cambiar, incluso algunas podrían ser muy distintas. Pero centrándonos en el el ejemplo, ¿cómo se asignan los cuatro senadores? Fácil, los cuatro más votados.
Curiosamente la gente no entiende muy bien esto de las listas abiertas y suele votar mal. Por tanto en una situación como la anterior los candidatos primeros tendrán algunos votos más que el segundo y éste algunos más que el tercero. Por tanto en el caso anterior el PP se llevaría tres senadores y el PSOE solo uno.
Ahora bien, a los electores nada les impide, por ejemplo, votar de otra forma. Imaginaos que la mitad de los votantes del PSOE decide no votar a su candidato tres y votar al candidato uno de PODEMOS. El resultado de la elección quedaría así:
PODEMOS candidato 1 28% de los votos
PP candidato 1 25% de los votos
PP candidato 2 25% de los votos
PP candidato 3 25% de los votos
PSOE candidato 1 20% de los votos
PSOE candidato 2 20% de los votos
CS candidato 1 19% de los votos
CS candidato 2 19% de los votos
CS candidato 3 19% de los votos
PODEMOS candidato 2 18% de los votos
PODEMOS candidato 3 18% de los votos
PSOE candidato 3 10% de los votos
Ahora PODEMOS se llevaría un senador (el más votado) y PP tres. Imaginemos un escenario todavía más rocambolesco. Imaginemos que los electores de PSOE, PODEMOS y CS deciden que el Senado les da igual pero no quieren que gane el PP. Y deciden votar en su papeleta al primer candidato del PSOE, PODEMOS y CS. Este sería el nuevo resultado:
PSOE candidato 1 58%
CS candidato 1 58%
PODEMOS candidato 1 58%
PP candidato 1 25% de los votos
PP candidato 2 25% de los votos
PP candidato 3 25% de los votos
Es decir, ahora PSOE, PODEMOS, CS y PP se llevarían cada uno un senador.
Es curioso lo que permite una lista abierta y a pesar de que se pide con insistencia para el Congreso nadie aprovecha que ya la tenemos en el Senado para votar ahí de forma estratégica. Por eso en estas elecciones, a pesar de que el PP va a quedar muy muy lejos de la mayoría absoluta en el Congreso (a 40-60 escaños), seguramente se lleve la mayoría absoluta en el Senado, y de largo.
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