La semana pasada vi un reportaje en la Sexta sobre la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, comúnmente conocida como la enfermedad de las vacas locas. El reportaje estaba muy bien, hablaba de por qué sucede, los síntomas y desarrollo de la enfermedad y los primeros casos que hubo en Inglaterra. Muy dramático, por cierto.
Justo ese mismo día vi un capítulo de The West Wing en el que se enfrentaban al primer caso de vacas locas en EEUU (al final no fue tal, pero recordemos que es una serie de ficción).
Ese día estuve a punto de escribir sobre las casualidades de la vida, ya que llevaba años sin oir hablar de las vacas locas y justo en un día y en dos contextos completamente diferentes, surge el tema.
Y hoy hay más. Acaba de ser noticia en portada de El País que han muerto en España por primera vez desde 2005 dos personas afectadas de dicha enfermedad.
Por lo que vi en el reportaje, las enfermedad en sí es bastante terrible. Su evolución es muy rápida, no tiene cura y suele afectar más a gente joven. No hay ningún indicio previo, no suele afectar a otras personas de la misma familia que han tenido la misma alimentación y no se sabe por qué hay unas personas más predispuestas que otras a contraer la enfermedad. Pero su incidencia es muy baja en humanos. No tengo estadísticas oficiales, pero vamos, menos de 100 casos en Europa desde que se conoce la enfermedad. Es más fácil morirse de un resfriado.
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