Ríos de tinta han corrido desde que el domingo pasado unas manifestaciones coordinadas por Internet, sin partidos políticos ni sindicatos detrás, cambiaron completamente las prioridades de la prensa y los partidos políticos de cara a estas elecciones.
Al principio parecía que pilló por sorpresa a los medios y había quejas de que no había cobertura suficiente. Después de la rueda de prensa del Consejo de Ministros de hoy, donde sólo una pregunta a Rubalcaba no trataba de este tema (y que por cierto contestó con un "me has pillado" porque no sabía de qué le estaba hablando) ha demostrado que las concentraciones han sido un rotundo éxito. Como concentraciones, claro está.
La indignación de la gente ha rebosado. Había mucha paz social a pesar de los 5 millones de parados, a pesar de la subida de la edad de jubilación, a pesar de los recortes en prestaciones sociales, a pesar del alto paro juvenil, a pesar de que los grandes partidos tienen sus listas electorales llenas de imputados (el PP se lleva la palma, con un imputado presentándose a Presidente de una Comunidad Autónoma). La gente ha reventado. Y lo ha hecho de una forma pacífica, elegante. Como digo, un éxito. Pero es un éxito de momento sólo mediático. Aunque no tengan claro lo que quieren. Aunque haya una mezcla muy diversa. Aunque se oigan voces que piden cosas absurdas.
¿Qué pasará el domingo? ¿Qué hará la gente indignada? ¿Votar al partido de siempre? ¿Votar en blanco? ¿Votar nulo? ¿Abstenerse? De esta votación depende el éxito. Un toque serio de atención a los partidos que realmente tienen el poder podría hacer cambiar las cosas. Las quejas por Internet se la resbalan, lo hemos visto en los últimos meses. Las quejas en la calle les acojonan bastante, no hay más que verles esta semana. Pero una queja en las urnas les puede hacer mucho daño.
Antes del domingo tenía más o menos claro mi voto. Para el partido de siempre, aunque hay muchas cosas que no me gustan. He decidido cambiar. Votar a un partido nuevo, minoritario. En el que también hay cosas que no me gustan, pero que al menos vienen sin la lacra de vivir del cuento. Quiero ver qué pasa. Y si mucha gente hace esto el domingo puede ser un buen colofón de estas movilizaciones. Si aparecen nuevos partidos en los ayuntamientos y en las asambleas, si rompen mayorías absolutas, desde luego cambiarán las políticas los partidos tradicionales, porque saben adaptarse a los tiempos y harán lo que quieren los ciudadanos.
Por cierto, votar en blanco es negativo para los partidos pequeños (excepto en algunas comunidades). Para eso mejor votar a Ciudadanos en Blanco, que si consiguen escaño lo dejan vacío toda la legislatura. Pero mejor leer malaprensa para decidir qué hacer.
2 comentarios:
Creo que mañana será mi primera jornada de reflexión real. Lo que tengo claro es a quién no votaré, pero es que las alternativas en Pozuelo son para echarse a temblar. Qué pena que tengamos que esperar a las generales para ver sobre el papel (electoral) a qué conduce todo esto que está ocurriendo, y que por cierto me encanta.
Un saludo.
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