viernes, noviembre 30, 2007

Una historia de aviones

Érase una vez un aeropuerto en un país del sur de Europa, famoso por los turistas alemanes que recibía todos los años. Como recibía tantos turistas su sistema aeroportuario debía reunir todas las condiciones de calidad y de seguridad. Y por tanto, la empresa que gestionaba todos los aeropuertos del país bajo monopolio tenía una flota de técnicos de mantenimiento comprobando que las comunicaciones funcionaran bien.

Un día un técnico fue a comprobar si el sistema ILS funcionaba bien, ya que tocaba su mantenimiento. Cogió el manual de mantenimiento y leyó que la comprobación había que hacerla con el sistema en servicio.

-Esto es un error -pensó- No se puede comprobar el sistema si está en servicio.

La alternativa era llamar a un superior y tratar de explicar que el manual estaba mal. Pero sabía por experiencia que dicho camino estaba plagado de dificultades. Primero, llamaría a un superior, que por supuesto no sabría de que le estaba hablando ya que no habría escrito personalmente el manual. Además, eso de que una persona jerárquicamente inferior te diga que alguien ha hecho algo mal levantaría resquemores. Total, que si indagaba en el tema del manual, iba a tener problemas. Ya había tenido experiencias similares. Así que decidió realizar la comprobación tal y como decía el manual.

Ahora imaginaos como el técnico desconecta el sistema ILS en funcionamiento para comprobarlo. En ese momento la imagen se congela. La cámara se aleja de la sala y va al exterior. Apunta al cielo y hace un zoom muy rápido. Se ve un avión de cierta compañía alemana que se está aproximando a la pista de aterrizaje del aeropuerto con el piloto automático. La cámara entra en la cabina donde están los pilotos. La acción se reanuda y el avión que estaba aproximándose de una forma muy suave a la pista empieza a virar bruscamente hacia un lado: ha perdido el contacto con la señal de ILS y cree que tiene que desviarse a un lado para recuperar la posición correcta. El piloto blasfema por la radio a la torre de control mientras desconecta el piloto automático y retoma el control de la aeronave.

Al final no pasó nada. El técnico tenía razón, el manual estaba mal. Pero el piloto alemán aprendió una lección: cuando vas a aterrizar en un aeropuerto de cierto país al sur de Europa no hay que confiar en el ILS.


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